El Reloj del Tiempo
La cuestión catalana, más que un problema, refleja un conjunto de
batallas por librar, ya que todo se inició y, solo falta librarla. Ante todo,
está la ley para ser aplicada junto a la voz del pueblo, toda batalla,
involucra un punto de cuestionamiento, algunas veces, el éxito es seguro,
otras, es difícil. Lo cierto es, que la legalidad, nadie puede saltarse.
Tenemos. que ir a lo social y ver el éxito o fracaso de estos programas hacia
el trabajo comunitario. Lo cierto es que
el liderazgo es fundamental y se constituye en un pronosticador de las nuevas
treguas que han de venir. Lo cierto es que España, vive una gran farsa y los
parámetros democráticos exigen mucha limpieza porque el universo electoral,
siempre es cuestionado y, se llega al aplastamiento viral de la ciudadanía por
la gendarmería, ocasionando heridos. Pero, en definitiva, debemos tener cuidado
con las firmas y la legitimidad de la ley, la democracia española que tiene un
tinte monárquico debe ser revisada.
España, en suma, ha salido herida y descubierta. Allí. A nivel
mundial se percibe una mancha y ya el presente y futuro se encuentra encriptado
en la desobediencia civil, por lo tanto, se avecina malos presagios desde su
intromisión en el Medio Oriente junto a Francia. La propaganda ha sido fuerte y
las rupturas van y vienen, Zapatero, Aznar e Iglesias deben concordar una
reunión.
Muchos catalanes, han actuado con ironía para lograr su propósito
y, desde hace algún tiempo, las órdenes judiciales son desacatadas y todos
promueven un golpe para bien o mal, pero, ya los rumores se esparcen y nadie
hace absolutamente nada para detenerlo. La Guardia Civil por un lado y Rajoy
defendiendo la ley y su arepa en común, se cayeron a dentelladas con los
ciudadanos, pero, nunca previeron esto.
Ahora, por un error del pasado, España está más débil y ni una copa
de coñac la salva, ya la gente saborea el coñac en La Puerta del Sol. Es el
contraste, tuvieron una mala visión al intervenir en Libia.
Ahora, en la cabecera, disfruto de algunos libros de la
colonización española a los indígenas del Caribe, la historia con sus luchas,
traen es reminiscencias y, ahora existe una generación emergente que añora su
libertad, son recuerdos, pero, todo ha sido escrito y acá, no hay inclinaciones
paternas, sino de conciencia.
La ciudadanía va a los quioscos a comprar su matutino y hacer
lecturas desde una barra de café o venta de panes. La familia catalana ya ha
sido influenciada por el mensaje de Podemos- Pablo Iglesias, desean su
libertad. Son tangibles a la sociedad y ya no puede haber más discreción, todo
es un deber de lucha y fuerza desde los movimientos populares.
El caso Cataluña, no se puede minimizar y por ignorancia, podemos
darle la espalda, ya no es necesario emigrar, hay que luchar en el propio terruño
hasta lograr las políticas favorables y ahorrarnos imprevisibles consecuencias.
Hay que darle espacio a la legalidad y ser claros, en cuanto a la
territoriedad, a la población hay que atenderla y declarar a los pueblos,
soberanos, tal como lo hizo Chávez Frías en Venezuela, con su patriotismo y
lucha de clases.
Felipe González, se muestra preocupado, “Lo de Cataluña, es lo más
preocupante en estos últimos cuarenta años”.
Fue presidente del gobierno español y de tendencia socialista. El movimiento por la independencia, es lo suficientemente
fuerte para continuar también en el caso de que el Gobierno Regional no pueda
lograr una eventual victoria en la consulta en un proceso de separación
definitivo. Un millón de catalanes salieron a la calle en Barcelona el 11 de
septiembre para mostrar su apoyo a la consulta y, al menos dos millones de
catalanes i votaron este domingo primero de octubre.
Lo peor del 1-O para
el Gobierno central es que la realidad ya no le permite seguir escondiéndose
tras el Constitucional, la Fiscalía o las porras de los antidisturbios. La
Moncloa estaba convencida de que se convocarían elecciones autonómicas y así
podría seguir derivando el problema en el tiempo. Una cosa es defender el derecho a votar y otra pedir que Europa reconozca
una declaración unilateral de independencia, pasando por encima de la legalidad
constitucional de un Estado miembro. Una cosa es la incapacidad del Gobierno
central para ganar una batalla de comunicación librada sobre imágenes de urnas
y ciudadanos contra guardias civiles, y otra que la Moncloa avise a media
Europa de que la independencia se ha convertido en un problema europeo.
Todo ha sido un despropósito. En varias
ocasiones he dicho que a mi no me parecía una buena fórmula convocar este
referéndum sin tener el apoyo de una mayoría más amplia del Parlament. Creo que
el Govern de la Generalitat ha tensado la cuerda hasta extremos que no
conocíamos. Pero si la reacción del Gobierno de España es la que vimos ayer,
pues cualquier crítica a cómo se convocó el referéndum queda en un segundo
plano. La violencia deslegitima al que la ejerce.
Muchos catalanes ya
se habían ido mentalmente de España. Ayer Rajoy consiguió
que se fuesen unos cuantos más. Ayer muchos ciudadanos contrarios a la
independencia sintieron una enorme repulsa por lo que veían. No digo que se
hiciesen independentistas, pero estoy seguro de que desearían independizarse de
esa España que parece que disfruta machacando a Catalunya. Por
suerte, hay otra que sale a las plazas y muestra su solidaridad.
Para intentar
arreglarlo, una solución pasaría por la moción de censura a Rajoy con la
izquierda y los partidos nacionalistas apoyándola. Un camino hasta ahora
inexplorado que parece bastante difícil. Pero si hay que esperar a elecciones,
tengan en cuenta que a Rajoy le quedan
todavía tres años de legislatura, tiempo más que suficiente para que Catalunya
se vaya definitivamente. Después de lo de 1-0r, muchos piensan que la
independencia es cuestión de tiempo. Y que solo los errores de los independentistas
podrían cambiarlo. Y el primero que parece que quieren cometer es la
declaración unilateral de independencia. No creo que sea el mejor camino. Pero
en la época de los despropósitos, ya todo es posible

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