Aventis
La mirada ajena,
Venezuela le ha dado mucha mirada al mundo exterior y, busca legitimarse con la
izquierda, a la hora de construir su imagen. Pero ¿Tenemos clichés heredados? Bueno, España ha sido muy indolente con
nosotros para hacernos incompatibles con la modernidad y sus frutos de
democracia y progreso. De allí, que hemos dejado de ser románticos.
El batacazo de Podemos sin embargo no
tiene como principal beneficiario al PSOE como cabría imaginar. O al menos no
como único beneficiario. Como hipótesis cabría aventurar que una parte de sus
electores, decepcionados, se dirija a la abstención o incluso pase a engordar
el otro extremo del arco parlamentario siguiendo un recorrido similar al que
han realizado los votantes de extrema izquierda en países europeos vecinos,
como es el caso de Francia.
Tras el colapso de los regímenes
comunistas que concluyó con la caída del muro de Berlín, los partidos de izquierdas han pretendido adueñarse políticamente
de la idea del progresismo para adjudicarse una imagen de marca que les otorgue
una superioridad moral en la vida pública, como adalides de las mejoras del
bienestar social y de los avances democráticos y que, a la vez, estigmatice a
sus adversarios políticos como si fueran reaccionarios y discutiblemente
democráticos. Así pretenden difuminar el contenido de su trasnochada ideología
socialista y comunista, causante de la mayor pérdida de libertad, bienestar y
progreso de las últimas décadas. Pero su maniobra de distracción cada vez
engaña a menos gente.
Sirvan de ejemplo de "falsos
gobiernos progresistas": los totalitarios gobiernos comunistas causantes de la dictadura y
del actual retroceso de bienestar de las antes prósperas Cuba y
Venezuela. El
pernicioso Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, responsable de la devastadora crisis
de 2008, que con su negligente gestión económica causó un tremendo paro y gran
sufrimiento social. Los incompetentes gobiernos socialistas, que tras gobernar
Andalucía durante 36 años consecutivos la han dejado con los peores índices de
educación y desarrollo de España. Y el desleal y peligroso Gobierno de Pedro Sánchez, dispuesto a traicionar a España con
los golpistas catalanes que están destrozando la libertad, el bienestar y la
convivencia democrática en Cataluña.
El diccionario de la RAE define el
término progresista de la siguiente forma: "Aplícase a un partido liberal
de España, que tenía por mira principal el más rápido desenvolvimiento de las
libertades públicas". No parece que se pueda asimilar de ninguna manera
dicha definición al autoproclamado progresismo del PSOE y de Podemos, cuya
decadencia ideológica es totalmente contraria al auténtico progresismo
liberal, protector
de las libertades públicas y generador de riqueza y bienestar.
Hoy, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón,
lucen distantes. Podemos se fue en picada ante la arremetida de VOX.
En política social, el falso progresismo
pretende hacer ingeniería social al imponer a toda la sociedad, como valores
indiscutibles de la "corrección política", la
política de género y el lenguaje inclusivo; el aborto; la ideología LGTB; el
amparo de la religión musulmana, como contraposición a la detestada religión
católica que profesa muy mayoritariamente la sociedad española; y una
irrealista política de inmigración tipo welcome refugees y Aquarius. Pero sin asumir que la mejor política social
es la creación de empleo, como el medio más efectivo de acelerar el progreso
social.
Tras el descalabro de la falsa izquierda
progresista en las recientes elecciones de Andalucía, resulta intelectualmente
grosero que los autoproclamados
progresistas(que gobiernan España con el apoyo de la extrema
izquierda antisistema y batasuna y del independentismo golpista) se arroguen la
guardia y custodia de la ortodoxia democrática y pretendan vetar en el marco
democrático a una fuerza de derecha radical como Vox, de quienes, aunque se
discrepe, no se puede discutir su carácter democrático.
Pero los falsos progresistas han
quedado definitivamente desenmascarados en su impostura cuando el secretario de
organización del PSOE, José
Luis Ábalos, ha tenido la fatua arrogancia de afirmar que "la
Constitución es una conquista de la socialdemocracia y que no venga ninguna
derecha a decir que es constitucionalista, porque no lo es".
La intransigencia fundamentalista del
falso progresismo lleva a la aberración de considerar como impecablemente
democrática su pretensión de transformar España en un Estado federal, pero, en
cambio, rechaza por antidemocrática la
pretensión de la derecha radical de recentralizar el Estado. Igualmente,
acoge en su seno, sin oponerle ninguna objeción democrática, a la extrema
izquierda antisistema de Podemos -con quienes pactaron en 2015 para gobernar el
Ayuntamiento de Madrid y varias autonomías- que pretende derribar el régimen
constitucional del 78 e imponer la república, suprimiendo la Monarquía
constitucional; apoya el derecho de autodeterminación de los golpistas
catalanes y demuestra su carácter totalitario y antidemocrático cuando, tras su
fracaso electoral andaluz, tomaron violentamente las calles de Andalucía como
prueba de que no aceptan el resultado negativo de las urnas.
Y si para
justificar el veto a Vox se alega que en
ningún país europeo se pacta con la extrema derecha populista, en tal caso, que
se ponga un solo ejemplo de partido progresista de gobierno que pacte para
gobernar con partidos independentistas, que pretenden romper la nación y que
incluso han dado un golpe de Estado institucional para independizarse
inconstitucionalmente. El falso progresismo pretende suavizar la gravedad
del golpe de Estado catalán, que ha
supuesto el máximo atentado contra la libertad de los españoles y la propia
existencia de su nación, para poder gobernar la nación con el apoyo de los
golpistas, ante quienes se humilla al ir a visitarlos a la cárcel para negociar
su apoyo a los Presupuestos del Estado.
Errejón, destabiliza a su vez a
Venezuela, porque Venezuela recibe de su dirigencia, la suficiente asesoría.
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